Ya terminado el mes de febrero, os acercamos dos recomendaciones.
En primer lugar, me gustaría recomendaros el manual de estimulación cognitiva desarrollado por los equipos de Alzheimer Centre Educacional y de la Fundació ACE, Institut Català de Neurociències Aplicades, llamado «Volver a empezar». En él se recogen ideas para diferentes actividades de psicoestimulación en personas que manifiestan algún grado de deterioro cognitivo. Al inicio del manual aparece una pequeña guía sobre las fases asociadas a la demencia de tipo alzheimer; así como una breve explicación de cada una de las habilidades mentales, lo que permite una mayor comprensión de la actividad a realizar además de dar pistas sobre cómo se puede adaptar en cada caso.
La segunda recomendación se trata de la película argentina del 2001 «El hijo de la novia». Esta comedia nos permite acercarnos al día a día de los familiares de los pacientes de enfermedad de alzheimer. Si bien el hilo narrativo de la película gira en torno a un hecho poco corriente, sí permite vislumbrar aspectos de la vida familiar que quedan afectados ante la presencia de esta patología.
Esperamos que ambas recomendaciones sean de vuestro interés.
En el último día del mes y con las Navidades a la vuelta de la equina, la recomendación que hoy os traigo es una idea para regalar a una persona mayor.
En mi experiencia personal y laboral, he visto lo complicado que resulta a veces encontrar materiales con un buen soporte para personas mayores. Por ejemplo, muchos libros tienen una letra muy pequeña, páginas satinadas que dificultan la lectura, libros excesivamente pesados y difíciles de manejar, etc. Uno de los materiales que más dificultades presenta para las personas mayores son los atlas de geografía: información que resulta irrelevante y distractora (por ejemplo, cuando se superponen accidetentes geográficos a mapas políticos, lo que hace que la imagen aparezca muy cargada y sea difícil de procesar visualmente), poco contraste entre los colores elegidos y el fondo, letras de tamaño y fuente poco adecuada, tener un tamaño grande y ser pesados, no contar con información que resulta relevante para el mayor (por ejemplo, la orografía de su comarca) pero sí otra que le resulta irrelevante (banderas, símbolos náuticos, etc.).
Así pues, la idea sería confeccionar nuestro propio atlas geográfico. Para ello, podemos buscar mapas que tengan una buena resolución y que contengan la información necesaria de un modo claro y ordenado. Además, podremos elegir qué mapas incluir, en función de los intereses y gustos del mayor. Una vez tenemos los mapas, podemos incluso añadir antes de cada uno de ellos una pequeña información (que podemos extraer de Wikipedia, por ejemplo) que resulte relevante. La impresión se puede realizar tanto a tamaño A4 como en un tamaño mayor, ya que al ser pocos mapas no resultará pesado. Lo ideal es encuardenarlo con espiral y tapas blandas, que no sumarán peso.
Este regalo, además de ser útil, permite realizar muchos ejercicios de estimulación cognitiva, desde repasar la geografía a buscar cómo ha cambiado el mundo en los últimos años, para lo que se pueden incluso incorporar mapas con fronteras antiguas para ver los cambios.
Como veis, es un trabajo sencillo, que no lleva más de unas pocas horas de búsqueda y con una maquetación simple que podemos realizar a nada que manejemos un poco los paquetes ofimáticos. Espero que os guste.
La semana pasada comentábamos sencillos juegos y ejercicios que se pueden llevar a cabo para mejorar la fluidez del lenguaje. Hoy vamos a centrarnos en otra capacidad de la que también se quejan mucho las personas a medida que cumplen años: la capacidad de concentrarse.
Lo que comúnmente llamamos concentración se denomina en psicología atención sostenida; es decir, es la capacidad de focalizar nuestra atención en un estímulo externo (una lectura, por ejemplo) o interno (operaciones de cálculo mental, por ejemplo) durante un periodo más o menos prolongado de tiempo. La falta de concentración se traduce en despistes, santos viajando al cielo (cántas veces no decimos que se nos ha ido el santo al cielo o que hemos perdido el hilo), problemas para retener información, etc.
La concentración se puede ver afectada por diversos tratamientos farmacológicos, así como por estados de ánimo alterados (tanto por nerviosismo como por tristeza), la falta de alimento, la deshidratación, la falta de sueño o el cansancio. Sin embargo, la falta de entrenamiento también puede influir en el descenso del rendimiento de esta habilidad. Si sentimos que nuestra concentración está mermando es importante que revisemos nuestras rutinas, para poder detectar si estamos descansando lo suficiente, si estamos estresados o si alguna preocupación que nos ronda la cabeza consume todos nuestros recursos atencionales.
Algunos pasatiempos y ejercicios sencillos que podemos realizar para mantener nuestra concentración en buena forma son los siguientes:
-Los pasatiempos como las sopas de letras o la búsqueda de diferencias ayudan a focalizar nuestra atención y, al tener que mantenerla por un periodo más o menos largo de tiempo, trabajan nuestra capacidad de concentración.
-Otros juegos, como las cartas o el dominó, también son útiles en este sentido, ya que lo normal es establecer una estrategia de juego y, para llevarla a cabo, debemos concentrarnos en las jugadas que se van realizando.
-El ajedrez requiere de una elevadísima concentración, ya que hay que ir previendo jugadas y anticipando los movimientos del rival.
-La lectura y la escritura también ayudan a focalizar y mantener la atención; eso sí, la escritura debe ser manual.
-El cálculo mental es un gran ejercicio en cuanto a mantener nuestra atención concentrada, siendo muy beneficioso para aumentar el rendimiento de esta capacidad.
-Las labores (tricote, ganchillo, croché, marquetería, etc.) también ayudan a trabajar esta habilidad mental.
-Algunos videojuegos (algunos tan clásicos y entrañables como el Tetris) nos permiten estimular esta capacidad.
-Actividades como la meditación o la relajación, al disminuir el nivel de estrés que sentimos, ayudan a aumentar nuestra capacidad de concentración.
Un último apunte, aunque estos pasatiempos y juegos se proponen para aumentar la concentración hay que tener en cuenta que también estimulan y trabajan otras habilidades mentales (rastreo visual, capacidad lingüística, cálculo, planificación de estrategias, etc.) por lo que no sólo resultarán beneficiosos para esta área concreta, también lo será para otras.
Una de las causas por las que las personas mayores acuden a un psicólogo es para realizar una valoración cognitiva. Sin embargo, es común que las personas lleguen a consulta sin saber muy bien en qué consiste, por qué es interesante realizar una con cierta periodicidad o qué información aportan sobre el estado mental de la persona.
Cuando hablamos de una valoración cognitiva hablamos de una evaluación, un examen, de las diferentes habilidades mentales y su funcionamiento. Por tanto, una valoración de este tipo puede centrarse solo en una capacidad concreta (porque ejemplo, si se sospecha que tras un ictus alguna capacidad se ha visto afectada) o puede ser global, evaluando todas las funciones, lo que nos permitiría tener una idea de la capacidad general de rendimiento cognitivo de ese paciente.
En función de si se pretende una evaluación de algo puntual o, por el contrario, tener una imagen global de la situación, la evaluación será de mayor o menor duración. Por lo general, se suele hacer en varios días diferentes (para así evitar que el paciente se fatigue o se ponga nervioso), en sesiones que no sean excesivamente prolongadas pues ello causará cansancio al paciente y reducirá su rendimiento.
Generalmente, las habilidades que se suelen evaluar de forma más común son la orientación (espacial, temporal y personal), la atención (en sus diferentes modalidades, sostenida, alternada, concentración, etc.), lenguaje (producción y comprensión oral y escrita), memoria (también en sus diferentes modalidades, memoria de trabajo, memoria a corto plazo, a largo plazo, declarativa semántica, procedimiental, etc.), gnosias (la capacidad de reconocer adecuadamente los diferentes estímulos que percibimos por los diferentes canales sensoriales), praxias (la habilidad motora adquirida) y función ejecutiva (capacidad de inhibición, pensamiento abstracto, planificación y secuenciación, etc.).
Para realizar estas valoraciones se deben emplear test y pruebas que hayan sido baremados para la población española. Es decir, se crean preguntas y retos que el paciente debe resolver. En función de las respuestas que la persona de se obtiene una puntuación que nos permite compararlo con las puntuaciones personas de su edad y nivel cultural (a esto se le llama baremación de la prueba, es decir, saber qué puntuación suelen obtener de forma típica una persona de determinada edad y nivel educacional). Si la persona obtiene una puntuación mayor a su grupo de referencia, podemos pensar que esa habilidad no presenta afectación. Si, por el contrario, el paciente obtiene una puntuación más baja de lo esperable, podemos sospechar de algún problema en la habilidad (aunque no podríamos afirmarlo, ya que puede deberse a falta de interés, cansancio, nervios, etc.) por lo que se deberían realizar pruebas complementarias que lo confirmen o desmientan.
Estas puntuaciones son lo que llamamos información cuantitativa, ya que muchas veces podemos darle una especie de nota, “cuanto” de bien ha hecho esa persona la prueba que le hemos pasado, por decirlo coloquialmente. Sin embargo, en una valoración cognitiva también obtenemos información cualitativa que es de gran relevancia. Por ejemplo, si la persona continúa haciendo la tarea anterior cuando le presentamos una nueva y necesita muchos intentos para cambiar lo que estaba haciendo debido a las nuevas demandas, podemos pensar en que hay un problema de perseveración (y pasar pruebas objetivas específicas de este problema) o si durante la valoración la persona nos repite 3 veces la misma anécdota como si fuera la primera vez podemos pensar que hay un problema de memoria, por ejemplo. Así pues, tanto la información cuantitativa como cualitativa son importantes a la hora de conocer el estado cognitivo de una persona.
Por otro lado, hay aspectos concomitantes que deben tenerse en cuenta: el estado de ánimo del paciente (sabemos sobradamente que las personas anímicamente deprimidas tienden a obtener peores puntuaciones en estas pruebas debido al desánimo y a la falta de motivación que sienten), el nivel de descanso, la motivación por realizarlas correctamente, algunos medicamentos y condiciones médicas, etc.
Lo más importante que una persona debe tener presente cuando va a realizar una de estas valoraciones es estar tranquilo, manifestarle al examinador los cambios que note en su memoria (o en cualquier otra habilidad mental), tratar de hacerlo lo mejor que pueda y no sentirse asustado, muchas de estas pruebas se asemejan a juegos de mesa.
Realizar una valoración cognitiva a partir de los 70 años de forma más o menos frecuente permite monitorizar cómo es la evolución no solo de nuestra memoria, también de otras capacidades mentales. Junto con un trabajo activo para aumentar la reserva cognitiva , son estrategias para la prevención de problemas como las demencias.
Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, así que con casi tres semanas de retraso os traemos las recomendaciones de junio. La primera de ellas se trata de una app (que se puede instalar tanto en el smatphone como en una tableta) llamada Imentia . Esta app de estimulación cognitiva tiene la ventaja de que plantea ejercicios en función de si la persona los va a hacer sola o con ayuda (cosa muy útil en personas que presentan cierto grado de deterioro). También permite ajustar el nivel de dificultad, permitiendo estimular a personas que no presentan problemas de este tipo y que simplemente buscan mantener la mente activa. Es muy sencilla de emplear y resulta bastante entretenida. Aquí el link a su página web.
En segundo lugar, os recomendamos que empleéis menos de cinco minutos en ver el vídeo musical que el rapero Macklemore le ha dedicado a su abuela por sus 100 años. Una muestra de esa relación tan especial que se establece entre nietos y abuelos y un ejemplo de que la edad no debe de ser un impedimento para pasarlo bien y hacer alguna locura de vez en cuando.
Acabando el mes de febrero os traigo un par de recomendaciones.
En primer lugar me gustaría recomendaros los libros de Anna Puig llamados “Ejercicios para mejorar la memoria”. Se trata de una serie de libros en las que se plantean ejercicios para mantener la mente activa, trabajando la memoria pero también otras capacidades cognitivas. Los libros tienen la característica de no estar pensados para personas que ya muestren un deterioro de las habilidades mentales, teniendo una dificultad un poquito mayor de la que se suele encontrar en manuales de estimulación centrados en personas con deterioro. Por tanto, estos libros resultan apropiados para personas sin declive cognitivo que quieren mantener su mente activa.
Por otro lado, me gustaría recomendaros la película “Pequeña Miss Sunshine”. Esta cinta, del año 2006, nos muestra el retrato de una familia un tanto peculiar que une sus esfuerzos para conseguir que la pequeña Olive compita en un concurso de belleza infantil. Con esa historia como telón de fondo, las relaciones intergeneracionales, la búsqueda de nuestro propio lugar en el mundo, la influencia de los abuelos en la crianza de los nietos son algunos de los muchos temas que se plantean en clave de humor y con mucha ternura. Alan Arkin, en el papel del abuelo Edwin Hoover realiza una magnífica actuación que sirve para recordarnos que no hay una sola forma de ser ancianos, que cada persona llega a esa etapa con su propio bagaje, su propia forma de entender el mundo y relacionarse con él. Su papel, aunque secundario, me pareció de lo mejor de la película, así como la preciosa relación que mantiene con su nieta. Quizá deberíamos ir abandonando el estereotipo de anciano que solemos manejar y este tipo de ejemplos nos pueden ayudar. Este es el trailer:
Semanalmente, Pilar Ónega, representante de Personas WIP, participa en el programa de Radio Galega «Convivir en Igualdade». Este verano me invitaron a colaraborar en uno de los programas hablando sobre productos que se emplean en la estimulación cognitiva, aquí os dejo el podcast:
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