En esta entrada me gustaría lanzar un par de reflexiones sobre el verano, que parece que por fin hace acto de presencia, y las personas mayores.
En primer lugar, hay que pensar que, aunque las personas mayores están jubiladas, muchas acuden a actividades durante todo el año (talleres de memoria, gimnasia, pintura, clases en la universidad, etc.). Con la llegada del verano la mayoría de estas actividades cesan temporalmente, con lo que los mayores tienen más tiempo libre que pueden aprovechar para descansar y recobrar energías. El descanso es básico para tener un buen estado de salud general; sin embargo, la inactividad no es recomendable. Por tanto, si bien las personas mayores activas durante la época invernal sacan provecho de reducir el ritmo una temporada, no es recomendable que durante esos meses vacacionales no hagan nada. El mejor consejo es que hablen con los responsables de las diferentes clases para que les indiquen qué cosas pueden realizar por su cuenta para mantener lo que han desarrollado durante el curso (por ejemplo, realizar pequeñas caminatas o completar determinados pasatiempos). Esto ayudará a que la persona descanse, pero a la vez no disminuya su nivel de rendimiento de una forma notoria.
Por otro lado, hay que pensar que muchas personas mayores se hacen cargo de sus nietos durante el verano, ya que al estar libres los niños, pero ocupados lo padres, se recurre a ellos como cuidadores. Si bien la relación entre abuelos y nietos es beneficiosa para ambos, hay que tener siempre presente el estado del mayor. No es lo mismo una persona de 70 años con un buen estado físico y psicológico que un nonagenario por estupendo que esté. No se debe sobrecargar a los mayores con actividades que les pueden estresar, ya que eso irá en detrimento de su estado de salud general.
Nos decía Fernando Fernán Gómez que las bicicletas son para el verano, ya que es en este tiempo donde podemos centrarnos en hacer lo que nos gusta, en relajarnos, en jugar (porque por suerte los adultos seguimos jugando a nuestra manera); siempre identificamos el verano con esa época de mayor libertad (porque el tiempo es libertad). Pues tratemos de entender que las personas ancianas, aunque estén jubiladas, también precisan tiempo para ellos. Y que ese tiempo lo pueden emplear en cosas que además de ser divertidas redunden favorablemente en su salud.