Soy fea porque soy mayor

Perdonad este titular tan horrible como falso, pero es una frase que he oído en demasiadas ocasiones, así que he decidido tratar de desmentirla en la medida de lo posible.

La creencia de que las personas mayores no son guapas o atractivas está muy extendida, no sólo entre la población general, sino también entre los propios mayores, lo que la hace si cabe aún más dañina y perniciosa. Nuestros padres, madres, abuelos y abuelas se sienten feos. Y, al menos a mí, es algo que me entristece enormemente.

Realmente, en la actualidad, mucha gente siente que no encaja en los cánones estéticos establecidos. No es algo inherente a la edad mayor, pero es cierto que la sensación de no encajar se puede acentuar durante el proceso de envejecimiento. Al fin y al cabo, la idea de que la juventud es belleza está muy extendido. Y hablamos de juventud muy joven porque a los 30 ya hay quien hace uso de la cirugía estética y a esas edades las modelos y actrices se consideran “maduras”.

La mayoría de personas mayores se adapta a su cuerpo conforme va cambiando, pero el proceso puede hacerse duro. El titular de este artículo usa deliberadamente la forma femenina, pues la dictadura de la imagen suele ser más estricta con las mujeres, independientemente de la edad. Sin embargo, no podemos pensar que a los hombres no les preocupe o afecte, pues caeríamos en un error notorio. La calvicie, por ejemplo, es algo que afecta en la autoestima de muchos hombres jóvenes, de mediana y avanzada edad.

Es difícil lanzar un mensaje optimista y esperanzador cuando en cualquier anuncio habrá una potente imagen con gente guapísima y jovencísima queriendo convencernos de que la vida será mejor, más fácil, más plena y más bella si compramos el producto que anuncian. Pero entender que la vida tiene ciertas fases, y que nuestra apariencia física se transforma en cada una de ellas, es importante para gozar de una buena salud mental. La imagen, como parte de la autoestima, es importante. Pero para tener una autoimagen sana, las expectativas que tenemos sobre nuestro aspecto deben ser realistas. Además, es crucial (y esto a cualquier edad) que la autoestima no solo se base en nuestra imagen, por lo que hay que cultivar otras facetas de nosotros que nos ayuden a sentirnos a gusto con quienes somos.

Aunque a hombres y mujeres les preocupe su apariencia física, se pueden encontrar diferencias en los aspectos concretos. Muchos hombres tienen problemas para aceptar la calvicie, el aumento del perímetro abdominal o la falta de fuerza física. Las mujeres suelen centrarse más en aspectos como canas y arrugas. Pero la belleza, en el fondo, no es lo que nos dicen las revistas que debemos ser. La belleza no es solo tener 20 años y ser muy alta y muy delgada. La belleza es algo subjetivo. Por eso, subjetivamente reconozco, que hay muchas personas ancianas que me parecen realmente guapas, con sus marcas del paso del tiempo incluidas. Porque una mirada dulce, una sonrisa sincera son cosas que se mantienen de por vida. Y, si me lo permitís, aprovecho para dedicarle esta entrada a dos mujeres mayores que son guapísimas y a las que quiero mucho, mis abuelas, que sé que me leen.

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